Las Falsificaciones de monedas son un Problema de toda la Vida
Uno de los problemas con que nos enfrentamos en la numismática hoy en día, es el de las monedas falsificadas. Generalmente la frase “demasiado bueno para ser verdad” debería levantarnos una bandera roja y hacernos examinar más detenidamente la pieza que nos están ofreciendo; pedir consulta a algún colega con igual o más experiencia o simplemente tomar el riesgo, cualquiera de los dos: Dejarla ir, o adquirirla dispuesto a perder el dinero.
Las falsificaciones pueden ser “de época”, es decir que fueron falsificadas en el momento en que circulaba la moneda, con un metal de inferior valor o una falsificación para coleccionistas, que no quiere decir que sea moderna, ya que desde que inició el coleccionismo, inició la falsificación.
En la numismática dominicana se conoce la falsificación de una moneda de 10 Reales de la ceca colonial de Santo Domingo, vendida en la subasta de la colección del famoso numismático Ray Byrne. El adquiriente la sometió a pruebas de espectorgrafía de masa, que determinó que la moneda no era original, si no, una falsificación hecha a partir de una moneda Holadesa de época posterior; por lo que hubo que revertir la venta.
La falsificación y venta de esta moneda se logró gracias a la combinación de varios factores. Primeramente, es una pieza sumamente rara, muy pocas veces vista, conocida por los decretos reales para su acuñación y su listado y dibujos en catálogos de cambistas, donde establece su peso y fineza. Segundo, por su rara denominación, 10 Reales, es la única con esta denominación, acuñada por España en sus cecas americanas; es una pieza muy buscada por coleccionistas. Por la combinación estos dos factores, era de esperarse que en una subasta, una de estas piezas lograra un alto precio, lo que produjo el interés por su falsificación.
Tipos de Falsificación de Monedas, según sus fabricación.
Pero este no es el unico tipo de falsificaciones. Según el numismático Argentino Damián Salgado, en un artículo publicado en la Revista PEGASUS*, existen tres tipos de falsificación de monedas, analizándolas desde el punto de vista de su fabricación:
a) Acuñadas : Su calidad depende en gran medida de la capacidad artística del falsificador. En general, son muy fáciles de descubrir para el experto que conoce bien el tipo de monedas en particular. Es un método muy costoso, que demanda el grabado de cuños, y el falsificador comete prácticamente siempre algún error. Conviene prestar atención particularmente a la epigrafía y al estilo del retrato, que casi siempre “dicen la verdad”.
Es muy raro encontrar falsificaciones fundidas de grandes bronces (son difíciles de acuñar); lo usual es encontrar monedas de plata. Sin embargo, existen las famosas “Padovanas”, obra de Giovanni Cavino, un grabador italiano del Siglo XVI. Son casi todos sestercios, y se reconocen inmediatamente por su estilo. La mayoría de las piezas padovanas que aparecen hoy en día en el mercado son fundiciones tardías; sin embargo, alcanzan precios más o menos respetables.
Un alemán, Becker, fue el más famoso falsificador que haya labrado jamás un cuño. Trabajó a principios del Siglo XIX. Sus piezas son todas de oro y plata, y también se reconocen por su estilo. Generalmente son más pesadas que los originales, y son muy buscadas por los coleccionistas hoy en día.
Las falsificaciones acuñadas sobre cospeles de monedas originales, son las más peligrosas de todas; el canto luce antiguo y, salvo que alguna característica del diseño llame mucho la atención, si está bien lograda, podría incluso ser pasada por alto por un experto que no la observara detenidamente. Si se ve un bajotipo (es decir, el diseño de la moneda sobre la cual la pieza reacuñada) es obvio que éste debiera ser anterior al diseño reacuñado (ya que los antiguos solían también reacuñar monedas). Pero obviamente, no será suficiente para aseverar la autenticidad.
b) Fundidas: Las piezas fundidas también varían en su peligrosidad según su autor, pero ninguna pieza fundida puede resistir exámenes minuciosos. Claro esta, que la mayor parte de las veces el único examen que podemos realizar es visual. En cuanto a esto, algunos consejos útiles: Primeramente, la observación del canto de la pieza que, en caso de ser fundida, mostrará en muchos casos una “comisura” (la junta de ambos moldes, anverso y reverso) o bien señales de limaduras por la cual se ha eliminado la misma. En el campo de la pieza fundida, se advierten a menudo “porosidades” raras, no típicas de la pieza antigua, sino más bien “esponjosidades”, que son producto de los “globitos” formados en el metal en contacto con el molde. El examen no dañino más seguro que se puede practicar es el del peso específico. La mayoría de las piezas falsificadas por fundición (y esto implica el 90% de las falsificaciones) no tienen la proporción correcta de metal. Finalmente, si es inevitable un examen del metal, la ausencia de oro (aparece siempre en la plata nativa, en una proporción de hasta un 2%), plomo (especialmente en el bronce romano), y otras impurezas que obviamente se eliminan en el metal moderno, nos dará la clave.
c) Adulteradas : Son las más raras de todas, pero pueden ser bastante peligrosas. En ellas, el artista fraguador, por ejemplo ha corregido la epigrafía y algunos rasgos del retrato, convirtiendo un denario de Julia Soaemias en otro de Annia Faustina, cien veces más raro. La moneda luce autentica por donde se la mire. Otra técnica de adulteración consiste en cortar dos monedas, generalmente dos anversos, pegándolas juntas (no por el borde, que es inmediatamente observado por los expertos), sino a la altura de la grafila. Así, se han unido en felices parejas a Heliogábalo con cada una de sus jóvenes esposas, y hasta a Hadriano con Antonino Pio, y otras combinaciones raras por el estilo, que ni siquiera existen.
Sin lugar a duda, una de las situaciones mas desagradables con que una persona se puede encontrar, es con el haber sido estafado, pero en numismática, este riesgo es parte intrínseca de la misma. Identificar las monedas y estudiar su origen esta en la razón primaria de la misma. La clave esta en el estudio y en ser cauteloso, especialmente cuando algo parece ser demasiado bueno para ser verdad.
Por Roberto Núñez
*Nota: el texto de los tres tipos de monedas falsificada ha sido tomado del articulo de Damián Salgado publicado en la Revista PEGASUS Año 2 N° 3 – Marzo – Mayo 1997
**Foto tomada el trabajo de John M. Kleeberg: Paper Chase: The 10 Reales of Santo Domingo